La verdad es que me daba mucha vergüenza hablar de ello porque sonaba un poco a choteo pero en vista de la predicción del pulpo Paul de que España ganaría los mundiales (¡campeones, campeones! y todo eso), no tengo más remedio que contar mi pequeña anécdota, que tal vez ahora resulte creíble y eso que a fantástica no la gana ni Paul.
Hace mucho tiempo mi autora, Estrella Cardona Gamio, tuvo un extraño sueño: estaba en medio del mar, sentada en un islote de esos de cómic, pescando, pero en el anzuelo estaba pinchada una manzana y de la manzana salía un gusanito, original ¿no?, echó la manzana al agua riéndose por su propia extravagancia, mientras exclamaba muy divertida:
-¡Si una anchoa se come el gusano y yo lo veo, mi novela “La canción de la manzana” se convertirá en un best seller andando el tiempo!
Todavía me estaba escribiendo y fue muy atrevido de su parte pedir tal cosa aun en sueños, pero el caso es que dio resultado aunque ella no podía imaginarlo ni dormida.
Sumergió la manzana en el mar, luego la sacó, y allí estaba la anchoa comiéndose tan pancha el gusano. Ante aquel prodigio Estrella se despertó, no era para menos, y la isla, la manzana, el gusanito y la anchoa se desvanecieron.
Estrella, que dentro de lo que cabe es bastante racional, se dijo que no era más que un sueño y lo olvidó, pero hete aquí que llegaron los mundiales casi 14 años después y el pulpo Paul se destapó como adivino, entonces...
Estrella no cree en las meigas, pero haberlas haylas, ¿no son ustedes de mi misma opinión?
Hace mucho tiempo mi autora, Estrella Cardona Gamio, tuvo un extraño sueño: estaba en medio del mar, sentada en un islote de esos de cómic, pescando, pero en el anzuelo estaba pinchada una manzana y de la manzana salía un gusanito, original ¿no?, echó la manzana al agua riéndose por su propia extravagancia, mientras exclamaba muy divertida:
-¡Si una anchoa se come el gusano y yo lo veo, mi novela “La canción de la manzana” se convertirá en un best seller andando el tiempo!
Todavía me estaba escribiendo y fue muy atrevido de su parte pedir tal cosa aun en sueños, pero el caso es que dio resultado aunque ella no podía imaginarlo ni dormida.
Sumergió la manzana en el mar, luego la sacó, y allí estaba la anchoa comiéndose tan pancha el gusano. Ante aquel prodigio Estrella se despertó, no era para menos, y la isla, la manzana, el gusanito y la anchoa se desvanecieron.
Estrella, que dentro de lo que cabe es bastante racional, se dijo que no era más que un sueño y lo olvidó, pero hete aquí que llegaron los mundiales casi 14 años después y el pulpo Paul se destapó como adivino, entonces...
Estrella no cree en las meigas, pero haberlas haylas, ¿no son ustedes de mi misma opinión?