Buenas, ¿qué tal?
Me llamo Tris Dass y soy periodista, sin periódico, todo hay que decirlo, pero con muchas ganas de que me contraten en un rotativo importante... aunque sólo sea para clasificar anuncios, o para fregar los suelos que de alguna manera hay que empezar, porque yo no soy de esos a los que se les caen los anillos, para muestra un botón: ahora trabajo en una granja-lechería que abre sus puertas en mi misma calle, en el barrio del Perecete. La granja-lechería tiene mucha parroquia, tanta, que, cuando acaba mi turno, siempre estoy derrengado, pero aun y así tengo ánimos para ponerme a la máquina de escribir con mis artículos que ningún periódico acepta por demasiado iconoclastas.
Vivo solo en mi piso y aunque el bloque está lleno de vecinos no me relaciono más que con una, una chica de 20 años que se llama Battyanna Rannera y que, para decirlo de manera elegante, se halla pluralmente abierta a la humanidad (ya me entendéis) pero eso no es obstáculo para que seamos amigos, como lo oís, amigos pura, lisa y llanamente, nada más, ¿vale?, y con ella os dejo ahora, que ya he hablado más de la cuenta.
¡Rábanos, pues no se le ocurre a la manzana esta que me ponga a contar mi vida, será plasta!
Sí, tengo 20 años me llamo Battyanna Rannera, soy vecina de Tris Dass y estoy pluralmente abierta a la humanidad como dice él hablando de esa manera cursi que hablan los que escriben y no se atreven a decir las cosas por su nombre. Supongo que Vitolio Trozidetroci no será tan remilgado... Y ya está; me he cansado de darle a la tecla, que lo mío son otras cosas y oigo ahora al hombre del butano por la escalera... ¡Voy a ver si lo atrapo!
Encantado de saludarles, permítanme que me presente, soy Vitolio Trozidetroci, servidor de ustedes, más conocido como el Caníbal-Vegetariano. Un instante de obnubilación transitoria me metió en serios problemas, como sabrán si tienen la amabilidad de leer La canción de la manzana, mas ello no ha sido óbice para que me haya ido a vivir al barrio del Perecete, coincidiendo en el mismo bloque con Tris y Battyanna, un par de jóvenes muy agradables, aunque los dos un poco delgaduchos (¡esa manía que tiene la juventud en no alimentarse debidamente!) con los que espero establecer unos profundos lazos que irán más allá de lo establecido en nuestra sociedad.
Soy la manzana otra vez. Dato importantísimo, la acción inicial de mi novela transcurre en Rascasia capital de Lantornia, país europeo imaginario que linda con ninguna parte. Las cosas claras, ¿no os parece?
¡Ay, me olvidaba!, en Lantornia nos regimos por el calendario cromiliano y no por el gregoriano, y nuestra moneda es el cukóo, que los lantorneses somos así de independientes.
Bueno, hechas las presentaciones por hoy ya es suficiente, ¡hasta prontísimo!
Me llamo Tris Dass y soy periodista, sin periódico, todo hay que decirlo, pero con muchas ganas de que me contraten en un rotativo importante... aunque sólo sea para clasificar anuncios, o para fregar los suelos que de alguna manera hay que empezar, porque yo no soy de esos a los que se les caen los anillos, para muestra un botón: ahora trabajo en una granja-lechería que abre sus puertas en mi misma calle, en el barrio del Perecete. La granja-lechería tiene mucha parroquia, tanta, que, cuando acaba mi turno, siempre estoy derrengado, pero aun y así tengo ánimos para ponerme a la máquina de escribir con mis artículos que ningún periódico acepta por demasiado iconoclastas.
Vivo solo en mi piso y aunque el bloque está lleno de vecinos no me relaciono más que con una, una chica de 20 años que se llama Battyanna Rannera y que, para decirlo de manera elegante, se halla pluralmente abierta a la humanidad (ya me entendéis) pero eso no es obstáculo para que seamos amigos, como lo oís, amigos pura, lisa y llanamente, nada más, ¿vale?, y con ella os dejo ahora, que ya he hablado más de la cuenta.
¡Rábanos, pues no se le ocurre a la manzana esta que me ponga a contar mi vida, será plasta!
Sí, tengo 20 años me llamo Battyanna Rannera, soy vecina de Tris Dass y estoy pluralmente abierta a la humanidad como dice él hablando de esa manera cursi que hablan los que escriben y no se atreven a decir las cosas por su nombre. Supongo que Vitolio Trozidetroci no será tan remilgado... Y ya está; me he cansado de darle a la tecla, que lo mío son otras cosas y oigo ahora al hombre del butano por la escalera... ¡Voy a ver si lo atrapo!
Encantado de saludarles, permítanme que me presente, soy Vitolio Trozidetroci, servidor de ustedes, más conocido como el Caníbal-Vegetariano. Un instante de obnubilación transitoria me metió en serios problemas, como sabrán si tienen la amabilidad de leer La canción de la manzana, mas ello no ha sido óbice para que me haya ido a vivir al barrio del Perecete, coincidiendo en el mismo bloque con Tris y Battyanna, un par de jóvenes muy agradables, aunque los dos un poco delgaduchos (¡esa manía que tiene la juventud en no alimentarse debidamente!) con los que espero establecer unos profundos lazos que irán más allá de lo establecido en nuestra sociedad.
Soy la manzana otra vez. Dato importantísimo, la acción inicial de mi novela transcurre en Rascasia capital de Lantornia, país europeo imaginario que linda con ninguna parte. Las cosas claras, ¿no os parece?
¡Ay, me olvidaba!, en Lantornia nos regimos por el calendario cromiliano y no por el gregoriano, y nuestra moneda es el cukóo, que los lantorneses somos así de independientes.
Bueno, hechas las presentaciones por hoy ya es suficiente, ¡hasta prontísimo!